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Esperando la carroza es una película argentina cómica de 1985 dirigida por Alejandro Doria. Protagonizada por Luis Brandoni, China Zorrilla, Antonio Gasalla, Julio De Grazia y Betiana Blum. Coprotagonizada por Mónica Villa, Juan Manuel Tenuta, Andrea Tenuta y Lidia Catalano. También, contó con la actuación especial de Cecilia Rosetto. La participación de Enrique Pinti como actor invitado. Y la presentación de Darío Grandinetti. Actualmente es considerada como un clásico del cine de su país y una de las más importantes del cine latinoamericano del siglo XX. Fue estrenada en Buenos Aires el 6 de mayo de 1985 en el cine Atlas Lavalle y simultáneos.
La historia pertenece al género del grotesco criollo (costumbrista). Está basada en la obra de teatro Esperando la carroza (obra de teatro) del uruguayo Jacobo Langsner, estrenada por la Comedia Nacional de Uruguay en 1962 y dirigida por Sergio Otermin. La versión y adaptación cinematográfica argentina cuenta con el guion escrito de Langsner y las adaptaciones de Alejandro Doria.
Argumento
China Zorrilla y Antonio Gasalla se destacan en el filme de Alejandro Doria.
La octogenaria Mamá Cora (Antonio Gasalla) tiene cuatro hijos: Antonio (Luis Brandoni), Sergio (Juan Manuel Tenuta), Emilia (Lidia Catalano) y Jorge (Julio De Grazia). Vive con este último, que atraviesa una angustiante situación económica. La tensión financiera sumada a la falta de espacio y constantes conflictos generacionales con la anciana llevan a su joven esposa Susana (Mónica Villa) a pedir desesperadamente a su cuñado Sergio que se la lleve a vivir con él y su esposa por un tiempo.
Susana, que ha tenido un drama doméstico con Mamá Cora (Susana estaba preparando mayonesa, y fue a atender a su hija, dejando la preparación fuera. Cuando vino la Mamá Cora, ella, basándose en una conversación anterior, pensó que eran flancitos sin elevar, entonces arruinó la preparación inocentemente con azúcar y leche, cosa que causó el enojo de Susana, sacándola de quicio), llega furiosa a casa de Sergio, quien en ese momento se prepara con su esposa, la pérfida Elvira (China Zorrilla)5y su caprichosa hija adolescente, Matilde (Andrea Tenuta) a agasajar con el clásico almuerzo dominical a los nuevos ricos de la familia, Antonio (Luis Brandoni) y Nora, su esposa (Betiana Blum), quienes habían ascendido económica y socialmente en circunstancias turbias durante la dictadura militar argentina.
El destino de Mamá Cora se debate mientras se cocina el almuerzo: los ravioles del domingo y el tuco preparados por Elvira. Nadie quiere responsabilizarse por la anciana, siendo «ellas» las que imponen su opinión, mientras «ellos» tratan de que se respete el nombre de su madre.
Por su parte, Mamá Cora, que ―debido al altercado con Susana ha decidido salir para dejar de estorbar unas horas― termina en la casa de enfrente de Sergio haciendo el favor de cuidar al hijo de Dominga, la vecina (Cecilia Rossetto).
Nadie encuentra a Mamá Cora. Ante la «desaparición» tras la pelea con su nuera, sumada a la noticia de que se ha encontrado el cadáver desfigurado de una anciana bajo un tren, la compungida parentela llega a la conclusión que no es otra que Mamá Cora (debido que vieron que tenía los mismos zapatos), quien se ha suicidado para no causar más problemas. Previa consulta con la policía gracias a los «contactos» de Antonio, se informa de la tragedia a la familia lejana y a la paupérrima Emilia (Lidia Catalano) quien llega desesperada con la noticia del suicidio de su madre.
Mientras tanto, desde la terraza de Dominga, la anciana observa las idas y venidas que se suceden enfrente en casa de Sergio y Elvira. Años de problemas, resentimientos e intrigas surgen entre todos mientras preparan el velorio de los restos de la supuesta Mamá Cora. Se suceden equívocos y salen a relucir graves verdades de familia poco convenientes.
En medio de su propio velorio, Mamá Cora reaparece ante el asombro de todos. La familia recapacita, revalorando la presencia de su miembro más antiguo, y mientras Mamá Cora, parientes y conocidos se van al velorio de la anciana que creían era ella (una mujer húngara), Susana se burla a carcajadas frente a sus desconcertados parientes, riéndose de ellos y de sí misma, porque ya nada volverá a ser como antes. |